Las etiquetas, como herramienta
característica de la Web 2.0, son utilizadas por los usuarios de internet con
mayor o menor conciencia de su funcionamiento y potencial. Se encargan de
ordenar y jerarquizar cualquier tipo de información y formato –audio, video,
archivos de texto, etc.-, y son el modo en el cual todo contenido disponible en
internet es “archivado”. Para ser más concisos, podríamos decir que todo
artículo, toda pieza de información es definida por “palabras clave”, que
volverán a dicha pieza accesible para cualquier usuario interesado. La sabia
utilización de este recurso, vuelve “reflotable” cualquier contenido virtual,
en el sentido de que una definición útil, efectiva, hará que los internautas
encuentren más fácilmente el contenido en cuestión.
Podemos pensar un ejemplo claro para
retratar este dispositivo y sus utilidades: Soundcloud es una página cuyo
servicio consiste en crear una comunidad de músicos independientes. A la manera
de Facebook, cada individuo –o conjunto de música- tiene su propia página, y
sube sus producciones, eligiendo si es contenido de acceso público o no. Entre
los diferentes usuarios se generan vínculos, se agregan a la manera de “amigos”
para enterarse cuando alguno sube material nuevo, y también existe la opción de
escribir comentarios, emitir opiniones, así como botones de “like” para
jerarquizar ciertas páginas sobre otras.
Pensando en un conjunto musical, o un
músico independiente cualquiera, y en el potencial de difusión de las herramientas
2.0 en función de su música, el uso de etiquetas –tags-, es muy útil a la hora
de clasificar las diferentes canciones. El acto de etiquetación tiene muchas
implicancias, que muchas veces pasan desapercibidas en su uso casual e
intuitivo.
En el caso específico elegido por el grupo,
pensamos que la forma más eficaz es organizar y definir la música del artista
por géneros (siempre teniendo en cuenta el uso social de ese género, más allá
del conocimiento presumiblemente más específico del músico), entonces, las
canciones se articularían por estilo musical, para facilitar el encuentro con
cualquier navegante interesado en ese género en particular. Además,
consideramos útil etiquetar cada canción con más de un género, en función de
las sutilezas de la música, que puede sugerir varias cosas a la vez, para
ampliar su recepción y disponibilidad.
Además de los géneros, nos parece útil
pensar en citar artistas cabecera, referentes insertados en la cultura popular
que podrían servir de guía para el público, suscitar su curiosidad, y a la vez,
construir valor simbólico sobre la obra.
Por último, podemos también apelar a
símbolos ajenos al mundo musical, que se relacionen de una manera indirecta con
la página que queremos promocionar. Por ejemplo, en la relación música/literatura,
podemos citar escritores beat para referirnos a un músico de jazz bebop –por la
relación histórica entre éstos- , o a Baudelaire como referente de música
gótica, oscura, post-romanticista –por el contenido de su poesía-, o a un
político como Richard Nixon para promocionar a un artista folk de protesta como
Woody Guthrie. Estas etiquetas están más marcadas de subjetividad, peor
responden a las asociaciones propias del mundo social, y puede ser útil apelar
a ellas para volver más accesible la información.